La San Gil levanta pasiones en el seno del PP, devociones incluso. Lo penúltimo es lo de la quedada en la calle Génova para reivindicar su figura vía "Pásalo", al más puro estilo sociata-prisaico. Reivindicarla frente al traidor a los principios del partido, ese Rajoy que tan mal lo está haciendo.
El oficialismo del PP ha contraconvocado también vía móvil: misma hora y mismo sitio. Va a ser divertido ver la escenificación callejera de esta lucha intestina entre un pretendido centro reformista y la derecha sin complejos, el búnker nacional-lüberal de inspiración losantoniana. Veremos como acaba todo, pero recordemos que Rajoy no tiene de su lado ningún icono del partido, que esta maniobra llegada desde el PP vasco está rentabilizando lo peor del anterior PP: su interpretación de las cuestiones sobre la idea de España y el terrorrismo.
La San Gil se veía humillada en la nueva línea que la dirección de PP ha emprendido en su relación con los nacionalistas. Y es comprensible. ¿Cómo una persona que se ha pegado los 4 últimos años de su vida acusando a todo lo que no fuese el PP de cómplice de ETA, puede ahora llevarse bien con esa misma gente a la que ha acusado de esas cosas?
María San Gil, es entre otras muchas cosas, la persona que a los pocos minutos del anuncio de la última tregua unilateral de ETA, ya declaró de manera espontánea pero inequívoca, cómo se iba a comportar el PP en todo el llamado "proceso de paz". Ni una concesión, ni oír hablar de diálogo. Está en las hemerotecas, cualquiera puede ver que fue ella la que anticipó de su propia boca estos cuatro años de instrumentalización del terroirsmo como arma arrojadiza en el ejercicio de la oposición.. De ahí que sea tan importante, tan simbólica para este neobúnker.
Y otra cosa... ¿De qué móvil saldría el primer "Todos con María, Pásalo"? Que investiguen a Fede o Pedro J., que están obsesos con este tema, volcados contra Rajoy, enfermos de ira porque se les acaba el chollete del amiguismo con la anterior cúpula del PP. Se acaba una era gloriosa para la COPE en la que Acebes, Zaplana o el mismo Aznar estaban disponibles cualquier mañana episcópea para hablar de sus cosillas... ¡aysss, qué tiempos!!!
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