A partir de ahora, habrá que añadir al significado de esta palabra, una nueva acepción, el odio a la película de Amenábar. Una vez más, Amenábar se propone servirnos un interesante debate en el que quedan reflejadas las grandezas y miserias de la condición humana, en este caso la lucha entre fe y razón, y entre creencias. El espectador occidental, y específicamente el apostólico y romano, no está acostumbrado al ejercicio de la revisión de la memoria histórica de sus creencias, cuando ésta le incomoda, y de ahí el indisimulado rechazo que ha generado “Ágora” en amplios sectores de la catolicidad hispana. Lo cierto es que a veces hay un maniqueísmo evidente y pueril en los planteamientos. Los paganos visten luminosas prendas claras que contrastan con la oscura vestimenta que visten los cristianos, no sólo los matones parabolanos, sino toda la comunidad cristiana alejandrina, presentada como una turba fanática.
Pero más allá del evidente debate entre conocimiento científico y superchería religiosa (de la que por cierto los paganos no se libran en la película, ya que adoran a su propio dios y ridiculizan interpretaciones del sistema solar que no les entran en la cabeza pese a acercarse a la realidad física del funcionamiento del sistema solar), Amenábar retrata un momento crítico y fundamental de la historia de los pueblos meditarráneos: la configuración progresiva del credo cristiano y su escalada hacia el poder terrenal. Se discute si el asalto a la biblioteca de Alejandría y la ejecución de Hipatia supusieron el inicio de la Edad Media. No importa mucho si esto es así, pero sí es cierto que estos sucesos ocurren en un claro clima de enfrentamiento del poder terrenal, representado por la prefectura romana, y el poder “divino”, representado por la nueva elite que surge de la religión oficial del estado romano, el cristianismo, más tarde “apostólico y romano” pero aún en proceso de configuración dogmática. Los sucesos que narra la película tienen lugar unas décadas después de la legalización del cristianismo por parte del emperador Constantino, del Concilio de Nicea (fundamental al poner algunas bases del credo católico posterior y por liquidar políticamente el arrianismo, una de las sectas cristianas), y de la propia conversión de aquel emperador en su lecho de muerte. También se sancionó el canon bíblico en esas décadas previas a la vida de la científica alejandrina, que apunta hacia las tesis dogmáticas de lo que acabaría llamándose catolicismo. Este pulso histórico entre poder terrenal y divino, que sigue vigente de forma residual en esperpentos como la cruzada antiabortista que soportamos los demócratas hoy, o el asalto del integrismo protestante a la Casa Blanca, por no hablar de la influencia religiosa en las sociedades islámicas actuales, fue una constante que marcó a sangre y fuego la historia europea y mediterránea durante toda la Edad Media. Fue la lucha entre papado e imperio, entre reyes y jerarcas eclesiásticos, la que configuró en gran parte los sucesos históricos que marcaron la dinámica medieval. Y esta sangrienta y vital pugna arranca precisamente en el siglo de Hipatia. Sus consecuencias todavía marcan nuestras vidas y han dejado una profunda huella en la historia europea y mundial. Así que felicitamos la iniciativa de Amenábar, por acercarnos una clave histórica que explica muchas cosas del pasado y del presente, y pensamos que hacen falta otras 30 o 40 películas que retraten el ascenso, y la vida y milagros del catolicismo, más que nada para poder comprender situaciones actuales, que siguen influyendo en las conciencias de entre 55.000 y dos millones de españoles, visto lo de hace unas semanas por las calles de Madrid.
Hacía falta que en estos tiempos de demonización maniquea del islam, alguien nos recordase que el integrismo anida en todas partes en las que hay dogma, sin importar si se adora una cruz, la media luna o un platillo volante.
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Buen artículo Rafael, son más de 2 millones de españoles los influenciados por esta secta, no son solo los antiabortistas, sino los que no entienden que se quiten los crucifijos de las escuelas, o que las vacaciones sean de invierno en lugar de navidad.
ResponderEliminarLaicismo ya!!!
buen artículo y buen título si señor, aunque no he visto la peli pero me han dicho q es flojilla a pesar de la temática.
ResponderEliminarGracias por los cumplidos, ya os pasaré a la cuenta corriente lo que se os debe,jeje.
ResponderEliminarPues sí, es un poco flojilla pero hay buenas escenas y ciertos toques google earth curiosos. E insisto, para mí lo más interesante de la película es la rivalidad entre poder divino y terreno, un asunto que no es anecdótico en la peli, sino que forma parte de la trama central, pero todo el mundo se ha fijado más en la lucha entre fe y razón que en las luchas políticas que el cristianismo incipiente empezaba a provocar en las sociedades de esa época por toda la cuenca mediterránea. Para mí, un tema muy interesante por lo que tiene de actual.