Me vais a permitir un breve inciso sobre una temática un poco exótica en este blog. Algunos, con el título de esta entrada ya sabrán de qué voy a hablar, y otros ¿afortunados? no. A los seguidores de Perdidos que no hayan visto el final, les recomiendo que no continúen, ya que voy a chafarles algo del final de una de las series de culto que van a pasar, verdad que por méritos propios, a la historia de la TV: LOST, PERDIDOS.
Lost ha sido para mí una de las series más interesantes de los últimos años por varias razones. Un soberbio homenaje a la condición humana, a los instintos que influyen en nuestro comportamiento y los sentimientos que rigen las emociones, una serie que ha dominado el arte de la sorpresa y la intriga, haciendo que devorásemos un episodio tras otro con una facilidad que ninguna otra serie me ha dejado.
Un estímulo intelectual por el constante coqueteo con la física cuántica y sus posibilidades teóricas, la Historia, con ocultas referencias a científicos underground que experimentaron con drogas, a filósofos de los trascendente, a mitologías varias...
En definitiva una serie inteligente y llena de guiños que ha sido un divertimento investigar y relacionar... y que no se merecía un final así, casposo, New Age y místico, que se ha apartado deliberadamente de toda la faceta científica y paracientífica de la serie para acabar recalando en las cuatro paredes de un templo religioso. ¿Un final acorde a los tiempos que nos toca padecer? ¿Un final sólo apto para el público norteamericano, tan religioso y conservador en su mayoría, donde el creacionismo y los fanatismos religiosos campan a sus anchas?
Desde luego, no era lo que nos esperábamos aquellos que estábamos fascinados por el rosario de pistas científicas que nos iba a explicar los misterios en clave cuántica. Y sobre todo, el final que menos explica todo lo ocurrido en las seis temporadas. Hasta el último momento consideré que habría una doble explicación a todo lo visto. Una desde un punto de vista místico, ofreciendo una explicación precientífica de fenómenos poco explicables sin conocimientos científicos que han podido dar origen a tradiciones religiosas, combinada con una visión plenamente científica que actualizase las tesis más arriesgadas y estimulantes de la Física para todos los públicos.
Personalmente me quedo con una de las citas más repetidas en la serie desde que Faraday la expresase en uno de los capítulos más emblemáticos de la serie:
"Lo que pasó, pasó".
A mi no me terminó de sorprender, hace unos meses oí por ahí campanas sobre este final. Tenía sentido y además lo usaban para vender un libro desvelando las claves... así que ya sabían de que iba todo. Desde que lo supe ya no veía la serie con los mismos ojos.
ResponderEliminarSi Tales de Mileto levantase la cabeza y viese que seguimos usando el mito para explicar la realidad, iba a decir jroña que jroña...