...va y se arma la marimorena con Losantos porque el titiritero catalán Andreu Buenafuente se niega a recoger un premio en el mismo escenario que el turolense.
En fin, lo veníamos anunciando, y lo cierto es que ya ha ocurrido, quizá demasiado tarde, pero por fin la profesión periodística ha abierto la caja de Pandora para poner a este delicuente mediático en el sitio que le corresponde. Lo de que lo estamos haciendo millonario entre todos no es así, lo hacen sus anunciantes, a los que habría que boicotear de alguna manera, denunciando su falta de escrúpulos y dejando de consumir sus productos basura. Y también lo enriquecen los curas que le pagan la nómina, pero esa gente ya tiene bastante con la falta de vocaciones y la represión sexual, así que optemos por centrarnos en los anunciantes.
Aunque creo que a la cope le está pasando un poco lo del cuento de la lechera. Hay mucha gente que se queja en los foros de libertad digital de la cantidad de publi, que llega al hastío para el gusto de algunos no demasiado incondicionales. Es que se ha llegado a un punto en el que parece que haya minutillos tertulianos entre la programación publicitaria. Que tenga cuidadín no sea que de tanta energética, tanto obegrass y crecepelo milagroso se vaya a quedar de nuevo en los arrabales del EGM. Esta vez Francino no le contestará ni de coña; veo a Federico dentro de unos años invocando a Herrero con la Ouija pidiéndole consejo.
Otro que tal baila es el amigo Nacho Vidall, digooo, Villa, que últimamente está destacando por hacer una curiosa defensa de la libertad de expresión que consiste básicamente en la descalificación de las opiniones que no comparte con conceptos como el de vertedero o estercolero intelectual, e impidiendo la réplica a sus ricos aportes gritando más que el oponente.
¿Cuantos grados más subirá el calentamiento bucal de esta gente para seguir cultivando la crispación? ¿Van los profesionales a plantear batalla hasta el final o qué va a pasar con esta gente?
En fin, lo veníamos anunciando, y lo cierto es que ya ha ocurrido, quizá demasiado tarde, pero por fin la profesión periodística ha abierto la caja de Pandora para poner a este delicuente mediático en el sitio que le corresponde. Lo de que lo estamos haciendo millonario entre todos no es así, lo hacen sus anunciantes, a los que habría que boicotear de alguna manera, denunciando su falta de escrúpulos y dejando de consumir sus productos basura. Y también lo enriquecen los curas que le pagan la nómina, pero esa gente ya tiene bastante con la falta de vocaciones y la represión sexual, así que optemos por centrarnos en los anunciantes.
Aunque creo que a la cope le está pasando un poco lo del cuento de la lechera. Hay mucha gente que se queja en los foros de libertad digital de la cantidad de publi, que llega al hastío para el gusto de algunos no demasiado incondicionales. Es que se ha llegado a un punto en el que parece que haya minutillos tertulianos entre la programación publicitaria. Que tenga cuidadín no sea que de tanta energética, tanto obegrass y crecepelo milagroso se vaya a quedar de nuevo en los arrabales del EGM. Esta vez Francino no le contestará ni de coña; veo a Federico dentro de unos años invocando a Herrero con la Ouija pidiéndole consejo.
Otro que tal baila es el amigo Nacho Vidall, digooo, Villa, que últimamente está destacando por hacer una curiosa defensa de la libertad de expresión que consiste básicamente en la descalificación de las opiniones que no comparte con conceptos como el de vertedero o estercolero intelectual, e impidiendo la réplica a sus ricos aportes gritando más que el oponente.
¿Cuantos grados más subirá el calentamiento bucal de esta gente para seguir cultivando la crispación? ¿Van los profesionales a plantear batalla hasta el final o qué va a pasar con esta gente?
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