NOBLEZA OBLIGA

Parecía sencillo estrechar la mano del golpista del mundo libre. ¿Será más complicado reconocer un patinazo diplomático que sonreir a un asesino?

Cualquier persona con un mínimo de respeto y educación habría saldado ya este asunto en el mismo instante de producirse, es decir, cualquier adulto que interrumpe de esas maneras la conversación de otros dos adultos, se habría disculpado. Pero quizá nuestra Constitución contenga algúnos párrafos aclarando que el rey no es un adulto normal, sino que está por encima de esas sutilezas plebeyas.
O quizá sea una mera cuestión protocolaria, ¿quién sabe?
El caso es que el incidente diplomático sigue su rumbo, y todo se lo debemos a la salida de tono de nuestra reliquia, que nos ha metido en una chapuza diplomática siguiendo una histórica tradición de su dinastía, tirar la piedra y esconder la mano, como ocurrió con Alfonso XIII, el desastre de Annual y el malogrado informe Picasso (del general del mismo nombre que investigó aquel desastre militar y en el que parece claro que había responsabilidad directa del pariente de Juan Carlos) cuyas conclusiones nunca conocieron los españoles ya que el golpe de estado de Primo de Rivera un trece de septiembre, lo impidió oportunamente. Dicen las malas lenguas que Alfonso XIII alentaba a su amigo íntimo, el general Silvestre, para que tomase la bahía de Alhucemas en pocos días. El resultado de aquella operación militar, ya lo conocemos.
Al parecer unos explícitos y soeces telegramas escritos desde la Casa Real a dicho general con nombre de gato, eran la prueba más explícita del apoyo del Alfonso número XIII, que aludía entre stop y stop al tamaño y bravura de las gónadas del general para alentarlo a adentrarse en territorio hostil para llegar a la bahía de Alhucemas hacia el 25 de julio, festividad de Santiago Matamoros. Los telegramas incriminatorios "se perdieron" tras el saqueo de las estancias personales de Silvestre una vez conocido el desastre. Jamás se recuperó su cadaver, fácilmente identificable si damos veracidad a las testosterónicas descripciones de los atributos de Silvestre por parte de Alfonso XIII. De todos modos, ni la españolidad, ni la calidad ni el tamaño de las gónadas silvestrinas pudieron evitar que una cifra de entre 15 y 20 mil soldados españoles perdiesen la vida en unos pocos días a manos de los rifeños en pie de guerra. Pero esa es otra historia... Una historia en la que los hijos de los burgueses y nobles pagaban sus exenciones del servicio militar, por lo que que siempre moría, por España, eso sí, no por las minas de hierro y nitratos, el hijo del campesino o del obrero.
Volviendo al tema, quizá convenga recordar cómo comenzó esta esperpéntica situación. Y es que se nos ha contado muy mal la secuencia. En esencia, es Zapatero el que interrumpe el turno de Chávez. Aquí está la secuencia en perfecto francés, y quedamos a la espera de conseguir el vídeo, que lo hemos solicitado a ciertos venezolanos, ya que en Youtube no aparece más que lo que todos hemos visto. Si es esto cierto ZP podría haber puntualizado, en lugar deslizarse por el tobogán del patriotismo de bolsillo de nuestra prensa.
Para los oyentes de Gemma Nierga, una aclaración: contra lo que se dice en su grupo mediático, y en concreto durante su programa del día 26 de noviembre, eso de que es posible que el chavismo esté explotando el incidente para consumo interno ya que temen que no gane el referendum constitucional porque las encuestas le dan casi perdedor, basta con entrar a páginas de información venezolanas: el SÍ parece asegurado con un 60% de intención de voto. ¿Se ha dado cuenta PRISA de que estamos en la era de internet? Qúe ingenuidad desde que regalan jabón y relojes...
Y la estrategia de invisibilidad (no participar en comicios y consultas) por la que ha optado la oposición venezolana es un arma muy bien calculada: es la única forma de que no se vea su débil implantación social. Mientras no se sepa cuantitativamente que representan a sectores muy minoritarios de la sociedad venezolana, podrán seguir vendiendo su moto de que son una mayoría. Una mayoría que no se muestra en cifras, curiosa mayoría. Una mayoría mítica y mitificada (pues sus escrúpulos democráticos son escasos) que proyecta la sombra de la sospecha que suele acompañar a las urnas venezolanas.
Dicen que rectificar es de sabios, algo que entra en franca contradicción con la condición borbónica, así que no esperamos grandes avances ante la petición reiterada de Chávez de exigir una disculpa al Borbón desenfrenado.
¡¡¡DISCÚLPESE, SEÑOR REY!!!

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