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EL NACIONALISMO MÁGICO EN EVIDENCIA
Esta simple secuencia que os traigo de un debate de TV protagonizado por un joven independentista aranés (de la Vall d'Arán, Pirineo de Lleida), resume mejor que 37 ensayos los límites de la absurdez del nacionalismo. El uso que la derecha pepera haga de este vídeo, no le resta a éste ni un ápice de vigencia sobre los límites del discurso nacionalista, sobre su arbitrariedad y su indigencia intelectual. Lo mejor es ver a la Rahola espetando razonamientos que cualquier pepero le diría a ella. La víctima del nacionalismo español se convierte en la verdugo del nacionalismo aranés.
Todos los nacionalistas deberían ver esta secuencia cada 8 horas, hasta curarse de su tontería y empezar a plantearse la política desde un punto de vista adulto y racional.
Y esto vale para cualquier nacionalismo: español, francés, usamericano, leonés, vasco, italorromano, kosovar, aragonés o de Rubielos de Mora. Siempre llega un momento en las discusiones con nacionalistas en el que toca apelar a los sentimientos, cuando con razonamientos los arrinconas en dilemas insostenibles ni con argumentos históricos ni culturales. Y política y sentimientos conduce fácilmente al fanatismo irracional y sus peligros.
No niego la existencia del hecho diferencial, ni el derecho de cada cuál a sentir la pertenencia a donde le parezca, TODO LO CONTRARIO, pero sí niego la validez del discurso nacionalista en general para abordar las cuestiones políticas: no existen soluciones aranesas, vascas, catalanas o españolas a los problemas del paro, la exclusión, la crisis económica, el machismo, el belicismo, la crisis ecológica, etc. Para todo eso sólo existen soluciones sociales, políticas sociales. El tinglado burgués se preocupa muy mucho de que el nacionalismo torpedee los avances hacia esas soluciones.
El hecho diferencial cultural existe, pero puede atomizarse hasta llegar al individuo, como podemos ver en el vídeo, porque al aranés del vídeo, podría surgirle una disidencia de los araneses orientales, o del sur, a los que les apeteciese independizarse de los occidentales o del norte, y así hasta llegar a la escala del patio de vecinos. El nacionalismo elevado su máxima caricatura.
Existen diferentes culturas, idiomas, historias, etc. y deben ser protegidas, pero no para satisfacción de sus usufructuarios, sino de TODO SER HUMANO. Todos esos bagajes nos pertenecen a todos como especie y como individuos. Este siglo va a ver desaparecer muchas lenguas y culturas de pueblos primigenios, y eso no debería consentirse, porque TOD@S nos vamos a empobrecer como especie con esas pérdidas. Y no deberíamos consentirlo. Todos esos bagajes son bastante más importantes, trascendentales, que las apetencias de los nacionalistas. Porque el Hombre puede aprender igualmente de una obra de Llull, que de una leyenda Yanomami, de una sura coránica o una parábola cristiana. Todo tiene la misma importancia y es vital trabajar para que nada de esto desaparezca, deben establecerse políticas de protección y potenciación de todas estas herencias milenarias. El rescate de todos esos hechos diferenciales está muy por encima de cualquier sigla o ideología política, sobre todo de cualquiera que quiera monopolizarlos para su propio beneficio. Porque para empezar, de este modo en lugar de proteger estas herencias, las ponen en peligro al contraponerlas contra otras, generando odios atávicos e irracionales en los que subyace el germen fanático y fascista de la exclusión y el racismo. Los nacionalismos han pervertido con sus tristes y pobres prejuicios toda esta misión cultural de impedir que desaparezca la más pequeña herencia humana.
"Nada humano me es ajeno" debería ser el punto de partida de superación de esta caricaturas nacionalistas que no están realmente a la altura de lo que se traen entre manos. Ni siquiera comprenden de verdad la trascendencia de que no desaparezca la lengua aranesa, el patués o el kikuyu.
Lo que los nacionalistas quieren para sí sólos no les pertenece: ¿puede un catalán impedirme sentir el catalán como una lengua que es mía también? ¿Puede un español decidir dónde empieza y acaba la hispanidad? ¿Dónde ponemos la partida de nacimiento de la nación vasca, española o galega?... Y lo más importante de todo esto: ¿a quién le beneficia e interesa que estemos dedicando energías de todo tipo a estas absurdas cuestiones?
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