Páginas
actualidad
america_latina
antifascismo
antiglobalización
antimilitarismo
Aragón
boicots
censura
cine
Colombia
colonialismo
convocatorias
ecología
economia
educacion
estado_espanol
fascismo
fotodenuncia
franquismo
guerra_civil
historia
humor
iglesia
Imperialismo
Imperialismo. Oriente Medio
inmigración
justicia
libertad
libertad sexual
libros
MEDIAMENTIRAS
medios_comunicacion
memoria_histórica
militarismo
monarquia
mundo laboral
musica
neoliberalismo
politica
política internacional
politica_internacional
programas
programas grabados
racismo
radio
religion
sanidad
Spain_is_different
terrorismo
Unión Europea
LA ESTUPIDEZ, FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO
Anoche en La 2 entrevistaban a dos corresponsales de importantes medios extranjeros, The Guardian y Liberation, para ver cómo se veían las elecciones de nuestro ruedo ibérico allende los Pirineos. Preguntados sobre el evidente avance del bipartidismo, el francés confesaba su pena por la caída de un político "tan decente como Llamazares" por culpa de la injusticia de una ley electoral tan especial. La opinión del inglés era bien distinta: con una sonrisa de lado a lado de la cara decía que el bipartidismo, que recordemos disfrutan los británicos desde hace muchos lustros, facilita enormemente las tareas de gobierno... A lo que podemos añadir nosotros que por esa lógica elemental y profundamente democrática, el partido único es la utopía de cualquier demócrata convencido y de pedigree anglosajón. Con eso sí terminan del todo los dolores de cabeza intrínsecos al gobierno de un estado. Así que ya lo hemos dicho en otra parte y reiteramos aquí: ¡bipartidistas del mundo, uníos!
El bipartidismo encierra muchos peligros para la buena salud de la democracia en la que se instala como un parásito. Ahí está la apatía electoral de la ciudadanía estadounidense. Ese es el escenario que aguarda al final del túnel bipartidista: una sociedad adocenada, ensimismada y estupidizada en manos de tecnócratas y lobbies empresariales en la que la contestación social es algo exótico, casi una atracción de feria. Supone la muerte de la sociedad tal y como la conocemos, para dar paso a un aborregamiento de individuos manejados desde los mass media a sueldo de esos lobbies. Él adocenamiento descansa sobre la progresiva introducción de la estupidez en el tejido social mediante técnicas de hipnosis mediática, eliminando del escenario las voces que cuestionan el statu quo. Los media fomentan e imponen el mantra "blanco o negro", "A o B", "Barça o Madrid", "Azules o rojos". El resultado de esta ingeniería mediática es un insulto a la dignidad y la inteligencia. La eliminación de una perspectiva crítica conduce necesariamente a la estupidez como fase superior del capitalismo. Un capitalismo que elimina cualquier asomo de cuestionamiento de su legitimidad. El fin de la historia interiorizado, la renuncia al espíritu crítico constructivo en busca de alternativas. Sólo mediante la estupidez de masas se explica el conformismo, que se consolida entonces como el mantillo sobre el que germina la hegemonía incontestada del capitalismo. En el último debate a dos pudimos ver cómo los candidatos del PPSOE, de una mediocridad dialéctica notable, se echaban los precios a la cara ante los millones de atentos espectadores. Por ninguna parte se vió qué iban a hacer esos dos para arreglar el problema de la inflación, los precios, la pérdida de poder adquisitivo... No se a los demás, pero a mí este detalle de ausencia de respuestas a lo que se supone que es la mayor de las preocupaciones de los españoles por parte de los dos candidatos, me resultaba desalentadora e inquietante. NI UNA SOLUCIÓN AL PROBLEMA. Vagas promesas (dos millones de empleos prometió el hoy ganador) y reproches, poco más. En estos cuatro años la vida económica de la mayoría, de los currantes, no ha mejorado, sino que ha empeorado. En buena lógica el voto de izquierda, tras esa exhibición del candidato socialista en los debates y la constatación de que la vida diaria, la pérdida de poder adquistivo, no se ha corregido en esta legislatura, debería haber vasculado hacia otras izquierdas, pero no lo ha hecho. Alguien ha hecho muy bien sus deberes. Los medios, fomentando la estupidez acrítica y el discurso del miedo de ambos candidatos, hicieron el resto para consolidar el bipartidismo que vamos a paladear estos años que vienen.
Pero en España, el bipartidismo tiene un peligro potencial cuyos efectos estamos viviendo ya desde hace un tiempo. Los rescoldos de la guerra civil del 36 todavía arden, y la deriva derechista del PP, su retorno a los orígenes, está afilando los odios de una España sobre la otra. El bipartidismo está recreando las dos Españas, descansa sobre ellas, y ambos partidos han sacado rédito electoral de ello. PP y PSOE han fomentado el temor, el miedo al otro, para sus fines electorales, y a ambos les han salido las cuentas, aunque al PP, jeje, no le han sido suficientes. Al corresponsal del Liberation le preocupaba sinceramente que el PP, con el tipo de oposición que ha hecho, haya ganado casi medio millón de votos más que en anteriores convocatorias. ¿Sintomas del radicalismo de la derecha española? Los blogs nacional-lüberales, la espontaneidad de algunos personajes borrachos de rencor (escúchese el incidente que dejó a Francino con menos palabras ¡aún! de las habituales la noche del 9-M), la ofensiva eclesial, el auge de la extrema derecha intra y extra popular,... Y quedan cuatro años más. ¿Están creando un monstruo? Lo veremos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario