SUFRIENDO LA EXPO

¡Hay que ver cómo está Zaragoza! Un mes y poco fuera y me encuentro con otra ciudad... Ciertamente no ha cambiado de repente. Como ciudadanos hemos ido sufriendo las incomodidades de las obras, las cacicadas sobre el río y sus riveras, la perdida de espacios naturales, de privacidad... Increíblemente nos lo hemos ido tragando junto con unas cuantas toneladas de cemento, endulzadas con fuegos artificiales y conciertos con aire solidario, multiculti y alternativo. Ciertamente pretendo ser subjetivo, no voy a entrar en qué sentido tiene el mismo tema del agua así enfocado, ni en los descarados movimientos especulativos que están rodeando de forma tan hipócrita este evento. Tampoco la obscena egolatría de nuestros representantes públicos (que no dirigentes) embriagados no solo de tintorro del caro, sino de su desbordado ego que no cabe ni en la terrorífica estación de Delicias.
Pero digo yo... ¿qué invento es este? Sobre el papel ya lo habíamos visto en documentos como el informe sobre la Expo de CGT, pero ahora lo estamos sufriendo en nuestras carnes. Está todo, todo, todo planificado de la misma forma repujnántemente, elitista y despilfarradora. El capricho de los barquitos surcando el Ebro no es nada comparado con esta estupidez de estación de autobuses... Acoplada a la estación fantasma del Ave ¿para darle algo de sentido a la monumental caja de zapatos? Estación pasillo estrecho de ida y vuelta, sin tan siquiera carros para llevar las maletas, eso si millonarios escaners, arcos detectores de metales cámaras y policías a cascoporro... Y mientras las estúpidas cabinas del teleférico funcionando solo por hacer bonito, ahí a las 2 de la mañana... Ahí estoy sentado en el suelo, me da la sensación de que alguien se está riendo de mi detrás de esa cámara que se mueve, mientras espero sospechosamente un autobús de linea que pasará dentro de media hora, eso sí tras pasar un control policial de 20 minutos. La estación de Delicias me parece un símbolo más de este despotismo caciquil que vamos sufriendo... Pero vamos a entrar a la Expo... más espacios vacíos más cemento... Vale, filas y aglomeraciones pero por el aborregamiento... Esto no hay quien lo aguante. Vamos a la ciudad. Anda, si resulta que no solo han venido bondadosos visitantes a vaciar sus bolsillos comprando fluvibasos, resulta que también hay timadores y chorizos de primera categoría. Vaya, estos igual no venían a la expo, que se quedan ya para el Gran Escala.
Zaragoza, quien te ha visto y quien te ve.

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