Me gusta el fútbol y sigo competiciones como la Eurocopa con cierto interés. Y como he dicho que me gusta ese deporte y no unos colores (aunque tenga debilidad por el Zaragoza de los c...), disfruté más los 10 minutos finales que pude ver del Holanda-Francia que de todo el partido Suecia-España, en el que no hubo ni 5 minutos de buen juego por ninguna de las partes. El fútbol, como buen catalizador del nacionalismo, hace que el periodismo deportivo quizá refleje como pocas actividades los tiempos de irracionalidad y subjetividad interesada que estamos viviendo.
Escuchaba la radio con la voz de la tele apagada, y no podía creer lo que oía en la SER. No se cuál de sus periodistas estaba como un idiota repitiendo una y otra vez que España estaba haciendo un juego buenísimo, casi brasileño. Otro, antes del empate sueco, decía tonterías como que no le preocupaba el dominio sueco, despreciando a un rival al que finalmente sólo se le venció en el descuento. El que reivindicaba el buen juego empezó a insultar a un jugador sueco en la segunda parte por el mero hecho de que estaba haciendo un brillante trabajo defensivo, abortando las torpes internadas hispanas. Vamos, que esa retransmisión era un desafío constante a la objetividad y al espíritu deportivo. Menos mal que estaba la TV para poner las cosas en su sitio, si no, escuchando esa bazofia periodística, pensaríamos que España estaba jugando el partido de su vida.
Si estos profesionales de la información fuesen adolescentes, podríamos pasar por alto estos comportamientos, pero resulta que son adultos que deben ganar su buen sueldo por hacer un trabajo periodístico al que de las pocas cosas que se le debe exigir, el rigor quizá es la más destacable y deseable, en aras de la calidad informativa y la verdad. Si con el deporte ocurren estas cosas en nuestra prensa libre y democrática, ¿qué no estará ocurriendo a diario con noticias que afectan a intereses económicos de accionistas y/o anunciantes? ¿Cómo nos manipulan y distorsionan la realidad para servir a determinados intereses?
Pero la hostilidad de los locutores hacia los suecos y el evidente nerviosismo de los periodistas del grupo PRISA quizá tuviese, además del nacionalismo, otras fuentes. En concreto, el tema económico. Y es que la derrota o el empate con Suecia, con los que nadie contaba a priori, podían poner en peligro el pase a cuartos de final. Cuatro y por extensión PRISA, han apostado muy fuerte por esta Eurcopa, e imagino que si España se iba para casa antes de cuartos, las audiencias bajarían considerablemente, y por ende, los ingresos por publicidad. Y hubiese sido muy humillante estar casi dos meses con la campaña de "Innsbruck" y su "Podemos" para nada. Por cierto, PRISA, que denunció al periodista Pascual Serrano por supuesta violación del copyright al citar un artículo de Vargas Llosa publicado en El País, ¿ya habrá contactado con Obama para solicitar permisos para evitar plagiar su "Yes, we can" en esta campaña publicitaria de la Eurocopa? Imaginamos que un grupo empresarial tan serio y profesional lo tendrá todo el regla, no creo que sus creativos hayan copiado a Obama sin más.
¿O se habrán aplicado el lema de la campaña a la hora de plagiar? "¡Podemos!" ¡"Pascual no puede citarnos para ejemplificar un caso de piratería mediática con Venezuela, pero nosotros claro que podemos copiar a Obama para vender!!!
Cuanta razón tienes Rafa, son patéticos algunos comentaristas deportivos, y los de la SER son de lo más potable, algunos más que otros. Parece que haya un acuerdo tácito de que no se puedan criticar a deportistas españoles, que siempre son los mejores, y que cuando pierden es por causas como lesiones, árbitros, o como decían los grandes filósofos Faemino y Cansado, por la sempiterna mala suerte del equipo nacional.
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